¡Quién me iba a mí a decir
que ahora iba a descubrir
el gusto por la lectura
de la buena literatura!
Y he descubierto ahora
mi faceta escritora
y que además mi progenitora
es una excelente bailaora.
María Rosa es un portento
bailando por sevillanas
y tiene mucho talento
con su traje de gitana.
Aunque ella ya es abuela
el compás y el ritmo flamenco
lo lleva en las castañuelas
y en el duende de su cuerpo.
Sobre su peineta y su rosa
sus manos son mariposas
que dibujan en el viento
el arte y el sentimiento
la gracia de Andalucía
con su genio y su alegría.
Sus volantes son un revuelo
que abanican al mundo entero
con el aire de la brisa
y el embrujo de su risa.
Yo suspiro cuando veo
como se mueven sus caderas
con ese especial taconeo
de Jerez de la Frontera.
Su baile es un derroche
de arte y de poderío
es el ímpetu de un río
desde la mañana a la noche.
Ofloda