Corazón de madera


Allí en la pradera
majestuoso, imponente
al cobijo del poniente
con su eterna primavera
junto al viejo torrente
el viejo árbol desafiante
enarbolaba su bandera
purificando el ambiente
con su alma de madera
acogía al caminante
a los niños y a los amantes
y a las aves viajeras.

¡Cuántos juegos e historias
cuántas batallas incruentas
guardadas en su memoria
sin que nadie le pida cuenta!

Allí al amparo de su fronda
¡cuantos buscaron su sombra!
cuando el sol más apretaba
cuando la lluvia arreciaba
las ovejas con su pastor
el vencejo y el gorrión
el dueño del caserón
y el cura con su oración.

Sólido, firme, acogedor
sus fuertes brazos abiertos
al sol, al agua y al viento
como escudo protector
para el bueno y el pecador
el patrón y el trabajador
el perro y el cazador
el jilguero y el ruiseñor.

Él vio pasar los años
las alegrías y las penas
él a nadie hizo daño
y aunque no era persona
y parezca muy extraño
él tenía un corazón
un corazón de madera
que latía en su interior
que le arrancaron un día
por mor de la circulación.

Hasta el cielo lloraba
aquella tarde aciaga
en que la cruel maquinaria
sus raíces arrancaba.

En su lugar hay ahora
una fría carretera
con ruido y polución
una torre de alta tensión
semejante a una fiera
de hierro y hormigón
con tentáculos que esperan
que se pose un gorrión
y hacer que el pobre muera
por simple electrocución.

Ofloda

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